sábado, 18 de enero de 2014

Cuando un río se encuenta con el mar.

Hace sólo un momento, he leído las últimas palabras de la novela "El encuentro de las Aguas", de la escritora gallega Carlota Lama y aprovecho el hecho de que el placer de su lectura no se haya desvanecido del todo, para plasmar alguna emoción y sensación, antes de que los quehaceres cotidianos me llamen y despisten, amordazando momentáneamente, mis ganas de escribir.
Hace ya muchos años que cambié las aguas del río Mincio, un afluente del Po, por las del Mediterráneo, y realmente, nunca viví la experiencia de convivir con el encuentro de las aguas dulces y las saladas, ya que mi cuidad de origen distaba varios centenares de quilómetros de la desembocadura del río. Además, en la Isla que considero mi verdadera morada, los ríos brillan por su ausencia y las "torrentades" provocadas por las "gotas frías" de septiembre, pasan delante de nuestros ojos arrasándolo todo y durando lo que dura la descarga del cielo.
Por esto disfruté con las descripciones de una fuerza de la naturaleza, de la colisión del Miño y el Océano, lucha que se convierte en connubio, donde se confunde la salida de uno y la penetración tierra adentro del otro :"...el espectáculo me pareció sobrecogedor. Era una apasionada lucha de fuerzas que provocaba el caos: oleaje desordenado y salvaje, espuma de ira, descontrol de corrientes, rugidos de muerte, remolinos de rabia y todo ello sin fin y para siempre, en una guerra eterna, una condena perpetua".

A través de sus personajes también he podido pasear a lo largo de la costa gallega y desplazarme hasta cruzar la frontera con Portugal, sintiéndome sobre aquel litoral tan distinto al de la tierra que habito: "...entré en un pinar de arena espectacular y seguí por un camino que bordeaba el agua del río. Unas dunas señalaban el final del trayecto...sabía que al otro lado de las dunas tenía que estar la barra del río, el mar y la playa. Pero no me imaginé que lo que me iba a encontrar fuese tan grandioso. Todo allí llegaba hasta el infinito en tres franjas de colores: el verde oscuro de los pinos, el blanco de las dunas y la playa y el azul que unía el cielo con el mar.

Yo que vivo en una isla y que sueño con tener, algún día, una casita delante del mar, me entusiasmé con la que compró Quique, el amigo de Susana, la protagonista: "...cuando Quique volvió de sus viajes y se instaló definitivamente en el pueblo, buscó una casita con dos dormitorios pensando en ella. es una casa de piedra con unas vigas de madera roídas por el salitre y la humedad, pequeña y acogedora, tan cerca del mar que en invierno los cristales se llenan de sal. A veces, cuando el océano se pone bravo, parece que va a salir flotando arrastrada por las olas".

Susana, la protagonista de la novela, podría ser una buena amiga ya compartimos muchos gustos: los paseos, la vida sencilla, posiblemente en un pueblo, donde se conserven los valores y la vida sosegada de antaño, la cercanía del mar, los amigos y las tertulias en la cocina (quien me conoce bien sabe la importancia que doy a este último detalle). Lo mismo hace Carlota Lama, cuando pone en boca de Susana estas palabras: "...las mejores reuniones se hacen en la cocina, alrededor de tazas de café o caldo gallego, o roscones como hoy. A ser posible por la tarde. Se habla más fácil, salen más fluidas la palabras".

Como suelo decir, los que escribimos siempre nos exponemos un poco, porque por mucho que no lo queramos, parte de nuestras emociones y sentimientos se cuelan entre las líneas escritas negro sobre blanco, y quedan indelebles y para siempre, a la merced de quien quiera leerlas, sometidas a su interpretación, a su predisposición o estado de ánimo, factor que hace que cada uno pueda, luego reinterpretar, como quiera. Es un aspecto peligroso a lo que Carlota se ha sometido sin miedo, saliendo airosa de la batalla.
Porque por mucho que la historia sea ficticia, que los personajes sean inventados, creo y espero haber encontrado algo de la autora, en la novela. Si sólo se asemejara en una pequeña parte a su protagonista femenina, tendría una amiga en Mallorca para toda la vida.

Enhorabuena Carlota, por fin un libro para nutrir el alma y no uno de los que, utilizando las palabras de tu heroína refiriéndose a los best sellers americanos: "...un horror. Amor, patriotismo barato, y mucho lujo, lo perfecto para asegurarse el éxito en USA. Dedicado a un gran numero de personas no pensantes que los devoran independientemente de su calidad. Sólo con cuatro claves básicas se venden como churros. lo que me enfada es que también triunfen por aquí. No soporto que nos invadan los desechos de la sociedad americanas y que no lleguen las cosas que de verdad merecen la pena, que son tantas.

El encuentro de las Aguas, ganadora del Premio Isla de Las Letras 2013, como mejor novela urbana, es una de las que merecerían ser conocidas.

Carlota Lamas: "El encuentro de las Aguas" Ediciones Atlantis

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